SER PERSONA ANTES QUE FANTASMA






            



Las dudas, las preguntas y las decisiones definen quienes somos, las pequeñas cosas que nos indignaban ayer, hoy ya algunos están acostumbrados a verlas, y por lo mismo les son indiferentes. Hemos creado una cultura de fantasmas que van y vienen sin un rumbo fijo, muchos del trabajo a la casa y de la casa al trabajo que están inmersos en una rutina constante en la que la novedad dejo de ser importante y la han reemplazado por la seguridad de lo obtenido.
Hay fantasmas que se indignan pero aun así siguen de un lado a otro, acostumbrándose a lo que ven, y cuando encienden la televisión se acuerdan que es lo que indigna, pero a su vez cuando caminan no reconocen que el demonio de la indiferencia los ha poseído.

Podemos cambiar, claro que sí, este no es un artículo de reproche contra uno u otro es de esperanza, porque aun en lo más infame de la sociedad existen sueños que tarde o temprano terminan por apartar lo injusto.

El avance no significa dejar de lado el pasado, el futuro se construye a partir de lo que se desea con el alma, mi alma tiene el deseo más profundo de igualdad y justicia, de humildad y amor, no podemos dejar que el dolor y la indiferencia gobiernen nuestro destino. Nuestros hijos, nuestros amigos, nuestra familia, están viviendo en un mundo que no corresponde.

El dolor por la pérdida hace que nuestro carácter se quiebre o se fortalezca, la ira nos puede llevar a acciones buenas o malas, la angustia nos lleva a sentir miedo o valentía, de nosotros depende que sentimiento queremos ofrecer al mundo. Podemos ser personas apasionadas con la vida, quisiéramos ser artistas, teatreros, músicos, pero la verdad es que nacemos no para vivir de ideales sino para vivir en función de mejorar la calidad de vida.

Pero es más fácil ser feliz que rico, ser inteligente que ignorante y ser persona antes que fantasma.

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